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Channel: Después del hipopótamo
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‘Partisanos’

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Primo Levi

Antes de convertirse en el preso número 174517 de Auschwitz, Primo Levi fue partisano. Realmente no sabíamos nada. Teníamos que inventar la resistencia”, escribirá en El sistema periódico’ (1975), una novela en la que el historiador Sergio Luzzatto encontró un párrafo con un enigma irresistible: “Nos habíamos visto obligados por nuestra propia conciencia a cumplir una condena, y la habíamos cumplido, pero habíamos salido de ella destruidos, destituidos, deseosos de que todo acabara y de acabar nosotros mismos”.

Brillante ejercicio de microhistoria, Partisanos’ es el resultado de la minuciosa investigación que Luzzatto ha realizado durante años para conocer la condena evocada por el autor de ‘Si esto es un hombre’. En los primeros capítulos, el historiador italiano desvela el secreto cargado por Levi y sus compañeros supervivientes durante décadas: la ejecución de dos de sus compañeros, Fulvio Opezzo y Luciano Zabaldano, “muchachos de dieciocho y diecisiete años”, asesinados por la espalda, con una ráfaga de metralleta, por su indisciplina.

¿Estaba Levi entre los que decidieron matarlos? Luzzatto no tiene la certeza, pero sí que se sentía responsable cuando publicó ‘El sistema periódico’. La aventura partisana de Levi terminó la madrugada del 13 de diciembre de 1943, con una gran redada de tropas alemanas y del régimen de Saló, el estado fantoche que dirigía un Mussolini más marioneta de Hitler que nunca. Su detención fue la primera etapa del viaje a Auschwitz, cuyo horror narraría de forma excepcional.

Partisanos italianos durante la Segunda Guerra Mundial

Desvelado el enigma de Levi, ‘Partisanos’ se convierte en un relato de la guerra civil, “larga y feroz”, que enfrentó a los italianos desde septiembre de 1943, una lucha sin cuartel en la que se enmarca la persecución de los 35.000 judíos italianos. Con la victoria no llegaría la justicia sino la venganza inmediata, la pronta amnistía de los fascistas detenidos y la progresiva criminalización de los partisanos, que pasaron de héroes a bandidos. Keith Lowe lo ha contado muy bien en ‘Continente salvaje’.

El historiador, que no oculta sus simpatías por los partisanos, se convierte también en personaje de este entretenido relato que demuestra las virtudes y los límites de la historia oral. No siempre los historiadores encuentran lo que buscan y no siempre buscan lo que encuentran“, escribe Luzzatto, que en su investigación ha descubierto a Edilio Cagni, personaje decisivo en la detención de Levi y en la lucha contra los partisanos del valle de Aosta. Un villano de novela.

‘Partisanos’. Sergio Luzzatto. Debate. Madrid, 2015. 384 páginas, 24,9 euros.



‘Los libros repentinos’

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Los libros repentinos Pablo Gutiérrez

¿Y si Baroja narró nuestro presente desigual hace cien años? La eterna derrota de los mismos en un combate sin tregua que enfrenta a ricos y pobres en una sucesión de decorados. Lucen móviles los jóvenes ‘ninis’, no llevan chistera los ricos, pero lo esencial permanece: una minoría domina el presente y posee el futuro. Lo leímos, lo sentimos, lo olvidamos. Reme, Doña Remedios para las vecinas más educadas, lleva perdiendo la Gran Guerra setenta años. Atrapada en una barriada de ‘nanocasas’ construidas para los vencidos en la ‘Gran Bronca’, viuda de un hombre que nunca la supo amar, Reme despierta un día de su vida gris gracias a un mensajero vago que no encuentra en casa a su destinatario. La caja de los libros repentinos llegó con cincuenta años de retraso, pero justo en el momento oportuno”. Y Reme los hace suyos de la única forma posible.

Sin otra cosa que hacer, abrió ‘Historia de una escalera’, leyó los tres actos de un soplo, y tuvo la sensación de que en un batir de páginas desaparecían cuarenta años de su vida”. Reme lee a Buero y sigue con Baroja, Clarín, Blasco Ibáñez, Valera, Pérez de Ayala… en esas ediciones de Austral que llegan una mañana a su casa en una caja destinada a un profesor de mirada triste que nunca los reclamará. Reme lee los cincuenta libros – “ordenados según la complejidad de las frases iniciales, ése era el criterio” – y encuentra las palabras que le permiten comprender todas las tristezas que sintió y nunca supo explicar. Reme lee y se convierte en una “vieja comelibros”, siempre hambrienta para sorpresa de la bibliotecaria del barrio que nunca tuvo lectora igual. Reme devora un libro tras otro y descubre que ella y sus vecinos llevan perdiendo la Gran Guerra demasiado tiempo.

Activista de Lata 65

Reme era la vieja loca pero también la vieja médium, la que se entera de lo que ocurre y sabe palabras que los demás desconocen (…) Las vecinas no eran analfabetas, no firmaban con el dedo, pero ninguna acudiría a los libros para tapar la angustia del tiempo perdido”. Están enganchadas a esa ‘siemprencendida’ que ya aparecía en ‘Nada es crucial’, tanto como sus hijos dependieron una vez de la heroína. Reme, Anita, Robe, los personajes que protagonizan la primera parte de ‘Los libros repentinos’, viven en las mismas coordenadas emocionales que Lecu y Magui, habitantes del Mundofeo de esa siempre sorprendente primera novela de Pablo Gutiérrez. Pero su presente es el de la crisiestafa, el mismo en el que habita Marco, el protagonista de ‘Democracia’, la segunda novela de este escritor que nació en Huelva, estudió en Sevilla y enseña literatura en un instituto gaditano. Un narrador que ha logrado tener un estilo inconfundible y ha asumido la valentía de novelar nuestro presente, un escritor que empatiza con sus derrotados y – pongamos un pero – es despiadado hasta la caricatura con sus vencedores.

La sensualidad pervertida(Baroja), La rebelión de las masas(Ortega), ‘Historia de una escalera’ (Buero) y ‘Aurora roja’ (Baroja, de nuevo) dan título a las cuatro partes de esta novela que Gutiérrez cose con citas de estos autores, pero también de Lorca, Clarín, Valle, Galdós, Machado, Unamuno, Hernández… esos clásicos a los que – probablemente tú, con toda certeza yo – hace demasiado tiempo que no hemos vuelto. Haría falta un Shazam literario para descubrir sin tener que teclear en el ‘todolosabe’ las citas completas. Se puede tener el quijotismo contra una anomalía; pero tenerlo contra una regla general, es absurdo” cita Gutiérrez a… La victoria de su relato es tan imposible como la rebelión de sus protagonistas: “…en sus novelas había aprendido (Reme) que todos los acontecimientos conducen a un desenlace ya previsto“. No, tampoco ésta es la gran novela de nuestra crisis, pero vale la pena sumergirse en sus páginas para acercarnos a la vida de los derrotados de nuestro presente, siempre habitantes de una ciudad extramuros aunque las murallas sean invisibles.

Logo Lata 65

‘Los libros repentinos’. Pablo Gutiérrez. Seix Barral. Barcelona, 2015. 266 páginas, 18,5 euros.

Pd. Si pincháis aquí, podéis leer las primeras páginas de la novela.

Pd. 2: Salvo el retrato de Reme, que encabeza estas líneas, la foto y el logo de la anciana con spray, son de Lata 65, un colectivo de jubiladas lisboetas que han encontrado en el grafiti una forma de expresarse. Las descubrí cuando leía ‘Los libros repentinos’ y enseguida las asocié a Reme y su rebeldía literaria.


‘La isla del tesoro’

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La isla del Tesoro John Silver Fernando Vicente

El tesoro no podía existir sin un mapa. Era verano, pero en Braemar, en las Tierras Altas de Escocia, una tarde fría y lluviosa mantenía a una original familia atrapada en casa. Él, Robert, tenía treinta años y el alma de un aventurero encarcelada en un cuerpo frágil y enfermo. Ella, Fanny, tenía 11 años más, una debilidad oculta en una voluntad de hierro y dos hijos de un matrimonio anterior: Belle y Lloyd, el adolescente que encendió el fuego que aún nos alumbra.

Encerrado en su habitación, Lloyd se entretenía dibujando un mapa con sus acuarelas. No lo sabía, pero había cartografiado un sueño. Fue su padastro quien lo descubrió. ¡Nunca olvidaré la emoción al ver la Isla del Esqueleto, la Colina del Catalejo, ni la emoción que sentó en mi corazón con las tres Cruces Rojas! ¡Pero la emoción fue aún mayor cuando escribió las palabras “La isla del tesoro” en la esquina superior derecha!”, contaría muchos años después Lloyd, al recordar cómo Robert Louis Stevenson convirtió su mapa en una de las mejores novelas de aventuras.

Es a este adolescente inconformista a quien varias generaciones debemos grandes momentos de felicidad. Porque fue Lloyd quien alentó a Stevenson a escribir la historia escondida en el mapa que habían dibujado esa tarde fría y desangelada. Fue así como aquel verano de 1881 nació ‘La isla del tesoro’, la novela que el escritor más aventurero, Jack London, eligió como la primera entre todas.

Stevenson por Carlos Uriondo

Amo a Stevenson porque vuela“, escribió el fabulador Italo Calvino. Es una cita que suscribiría la magnífica tripulación que los responsables de Graphiclassic han reunido para llevarnos a ‘La isla del Tesoro’. Su “estudio gráfico y literario” es una joya de papel que reúne a los mejores ilustradores españoles contemporáneos con escritores que son admiradores de Stevenson confesos. “Quien lee a Stevenson, si es una persona medianamente sensible, entabla una amistad que perdurará a lo largo de su vida”, escribe Alberto Manguel en el artículo que inicia el cuaderno de bitácora de esta aventura editorial.

Manguel nos acerca a la vida y obra de Stevenson y admite la imposibilidad de aprehender la magia de su “estilo preciso, singular, invisible“, Fernando Savater nos invita a recorrer con él las calles de Braemar, en un texto que formó parte del guión de su serie televisiva Lugares con genio’.  Y Javier Marías nos descubre que al joven Stevenson le gustaba participar en concursos de blasfemias, en los que solía salir victorioso, y practicar lo que él bautizó como ‘jink’, que, en palabras de Stevenson, era hacer los más absurdos actos por mor de su propio absurdo y de las risas consiguientes“.

Su acción menos absurda fue la que quizá más lo parecía.  Stevenson atravesó un océano y un continente en busca de la mujer que amaba. Un viaje de 23 días que le puso al borde de la muerte. Lo cuenta Rosa Montero en su artículo, una reivindicación de la figura de Fanny Vandegrift, la mujer de la que el novelista se enamoró. Fue una mujer extraordinariaescribe Montero(…) Tenía problemas psicológicos. Stevenson también. Probablemente ésa fue una de las bases de su mutua adoración“. Fanny, a quien Stevenson conoció cuando ella tenía 36 años y él 25, no solo cuido su cuerpo enfermo sino que, escribe Montero, “era su mejor consejera literaria“.

Stevenson en Samoa

En este libro-revista hay artículos de Mario Vargas Llosa, Alejandro Jodorowsky, Antonio Tabucchi, Vázquez-Figueroa, Constantino Bértolo…  seleccionados de aquí y allá con acierto o escritos expresamente para la ocasión. Imposible resumirlos todos e injuso centrarse solo en ellos. Porque lo que hace única esta obra es su combinación con las decenas de ilustraciones que las acompañan. David Pintor dibuja a Stevenson leyendo al filo de un acantilado. Carlos Uriondo, el capitán del navío, lo retrata rodeado de sus piratas inmortales, llamándonos con ojos saltones. Y Fernando Vicente pone cuerpo y alma a Jim Hawkins, Ben Gunn y, por supuesto, al inolvidable John Silver, el pirata ‘patadepalo’ más famoso.

Por las caras de mis hijos y sus ganas de acometer cada capítulo y pasar al siguiente – escribe Fernando Vicente en las líneas que preceden a sus dibujos – puedo ver que el texto no ha perdido brío y resiste la desleal competencia de losHarry Potters’ y best sellers juveniles de turno… La aventura continua“. No todos tenemos la suerte de tener un público tan apasionado. Afortunadamente, la aventura también llama a los que seguimos siendo solo hijos. Después de leer esta joya, quiero descubrir de nuevo la gran aventura pirata y no olvidar nunca el aviso de este gran soñador: No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices“.

‘La isla del tesoro. Estudio gráfico y literario sobre la obra maestra de Robert Louis Stevenson’. Huerga y Fierro. Colección Graphiclassic. Madrid, 2014. 234 páginas, 20 euros.

Ralph Steadman La isla del Tesoro Zorro Rojo

Pd.: Por si aún hay dudas. El Stevenson frente al acantilado es de David Pintor. El retrato de John Silver, de Fernando Vicente. Carlos Urriondo ha imaginado a Stevenson rodeado de sus piratas, como éste que os saluda, obra de Ralph Steadman, cuya edición ilustrada está publicada por Libros del Zorro Rojo. La foto de Stevenson está tomada en Vailima, Samoa, la isla donde Tusitala’ encontró por fin su paraíso.


‘Ardenas, 1944, la última apuesta de Hitler’

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Soldado estadonidense jeep nevado Batalla ArdenasHitler ya había sido vencido… o no. A veces, la temeridad y la audacia avanzan juntas hasta la encrucijada que distingue el éxito del fracaso. En las Navidades de 1944, el cruce que separaba ambos destinos se llamaba Bastogne, una pequeña localidad belga de las Ardenas donde unos pocos miles de soldados estadounidenses, mal armados y peor equipados, detuvieron la última gran ofensiva alemana. Como un jugador al que la ruleta dejó de sonreír, Hitler apostó sus últimas fichas a un todo o nada. Fue un acto de desesperación, pero teníamos que arriesgarlo todo”, diría el general Jodl después de la guerra. Salió lo previsible: Hitler acabó suicidándose y Jodl colgado en Núremberg, pero solo tras el sacrificio de decenas de miles de hombres, como nos cuenta Antony Beevor en su último ensayo.

El 16 de septiembre de 1944, mientras estadounidenses y británicos soñaban con una Navidad en Berlín, Hitler desveló a un puñado de elegidos su gran ofensiva para recuperar la iniciativa en el frente occidental: atravesar los bosques de las Ardenas para tomar Amberes, separar a británicos de estadounidenses, romper su alianza y concentrar todas sus tropas en el frente del Este. Guderian quedó desconcertado ante aquel plan, escribe Beevor, el viejo general sabía que el ataque agotaría las últimas reservas alemanas de hombres, tanques y combustible, y que sus posibilidades de éxito eran mínimas. No fue el único. La inteligencia aliada no detectó un ataque que era incapaz de imaginar.

Soldados alemanes avanzando Batalla ArdenasLa ofensiva comenzó el sábado 16 de diciembre, aprovechando que el mal tiempo impediría a los aviones aliados despegar durante días. Una semana más tarde había fracasado, pero nadie se atrevió a decírselo a Hitler, que había elegido al SS Sepp Dietrich, “considerado un hazmerreír por los oficiales de alta graduación del ejército, para liderar el ataque. Sus divisiones SS tenían los últimos modelos de tanques Tiger y un desprecio casi absoluto por la vida de civiles y prisioneros, pero su pericia fue inferior a su lealtad. Su tácticas de terror se volvieron en su contra. Beevor convierte cada día de esa semana decisiva en un capítulo y narra el fracaso de los comandos alemanes disfrazados de soldados estadounidenses que ‘Caracortada’ Skorzeny infiltró tras las líneas aliadas, la resistencia épica de los paracaidistas de la 101ª División y el choque de egos entre los generales estadounidenses y un Montgomery que “carecía de toda inteligencia emocional”.

Desde ‘Stalingrado’ (1998), el historiador británico nos ha llevado a la IIGM a través de sus grandes batallas, combinando con maestría la visión de los generales con la de soldados y civiles. En ‘Ardenas, 1944’, que continua su relato deEl día D(2011) y lleva directamente a ‘Berlín, la caída’ (2004), la prosa de Beevor alcanza sus mejores momentos cuando describe las terribles condiciones en las que se libró la batalla. Al contrario que Bergstrom, Beevor no discrepa del relato tradicional – la victoria alemana era casi imposible -, pero pone la lupa en los crímenes de guerra cometidos por los soldados estadounidenses, mientras los altos mandos miraban hacia otro lado. Los asesinatos, respuesta a los crímenes cometidos por los soldados de las SS, quedaron doblemente impunes: no fueron juzgados y quedaron silenciados durante décadas en el relato de una guerra que Hitler no podía ganar.

‘Ardenas. La última apuesta de Hitler’. Antony Beevor. Crítica. Barcelona, 2015. 616 páginas, 27,90 euros

Batalla Ardenas Tanque alemán averiado

Pd: En este enlace podéis leer las primeras páginas. Y aquí convertiros en ‘turistas militares’ y recorrer los principales escenarios de la batalla.


`La pequeña comunista que no sonreía nunca’

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El 10 de Comaneci 1976 MontrealLa máquina no estaba preparada para valorar la perfección humana. El marcador digital no conocía el diez. 55 posibles errores se habían erigido durante décadas como una barrera infranqueable, 55 fallos que habían separado siempre a las gimnastas más sobresalientes de la perfección. Esa tarde del 18 de julio de 1976 ella no cometió ninguno y la máquina, enloquecida, se quedó atrapada en un ridículo 1,0, mientras los cronistas descubrían que carecían de las palabras necesarias para contar lo que habían presenciado. “Nadiesco” se convirtió en un neologismo para definir lo bello y perfecto.

Nadia Comaneci terminó los Juegos Olímpicos de Montreal con 3 medallas de oro y 7 dieces. Tenía 14 años, pesaba 40 kilos y medía 1,54 metros. Su niñez estaba a punto de desaparecer, pero la fragilidad que envolvía la fortaleza de la pequeña ‘hada comunista’ la había convertido en inmortal. En plena Guerra Fría, la ‘orquídea-soldado’ había golpeado a soviéticos y estadounidenses, para regocijo de Ceauşescu, dictador terrible y original que dominó Rumanía durante décadas y que nombró a la niña ‘Heroína del Trabajo Socialista’. En un mundo sin Twitter, Facebook, Youtube… su ejercicio dio la vuelta al mundo.

Neiman-Nadia_Comenaci_Montreal_Olympics_1976El póster de Nadia C. pertenece a las niñas del verano de 1976”, escribe Lola Lafon, que tenía 4 años en aquel mítico estío. A través de fragmentos ordenados en capítulos breves y ágiles, con una prosa limpia que encuentra siempre metáforas afortunadas para describir a Nadia y sus ejercicios imposibles, Lafon reconstruye la hazaña de Comaneci y la Rumanía que la fabricó. Una dictadura especialmente cruel con las mujeres, donde el aborto estaba prohibido y severamente castigado, un régimen loco y enfermo donde las mujeres debían tener un mínimo de cinco hijos y eran sometidas a la vigilancia de una ‘policía de la menstruación’ de los 18 a los 40 años, y a un impuesto especial si seguían solteras y sin hijos más allá de los 25.

“Jamás he olvidado el consejo que me dieron entonces: no contar nunca la misma historia de la misma manera a más de dos personas; de lo contrario, cuando informaban a la Securitate, estabas perdida”. Lafon comienza su entretenida novela con esta cita anónima de la Rumanía de los ochenta. Es una advertencia: lo que cuenta sólo puede ser una aproximación a la verdad. ¿Cuántas versiones hay de las historias de Nadia C.? Incluida, claro, la oficial, su autobiografía con título que guiña a Rilke: ‘Cartas a una joven gimnasta’. Con acierto, la escritora francesa invita a una ficticia y contemporánea Nadia C. a intervenir en la novela, a corregir sus afirmaciones, a dialogar con el lector, y al hacerlo el personaje cuestiona el juicio apresurado sobre la niña que fue, sobre la Rumanía en la que vivió.

ceaucescu y su mujer cartel propaganda“En nuestro país no teníamos nada que desear. En el suyo, en cambio, uno está permanentemente obligado a desear”, dice a la autora su Nadia actual y verosímil, que interviene cuando Lafon cuenta el duro entrenamiento que convirtió el don de Nadia en una perfección inolvidable. En el modesto gimnasio de una ciudad marginal, el matrimonio que entrenó a Nadia y a sus compañeras las sometió durante años a una dieta de inanición. No faltaban laxantes y diuréticos, ni inyecciones para retrasar la regla. En cambio, el agua estaba tan racionada que las niñas prodigio bebían a escondidas de las cisternas del servicio. Es un contrato que uno firma con uno mismo, no es una sumisión a un entrenador replica a la autora la Nadia personaje -. A mí, las que me parecían obedientes eran las otras niñas, las que no eran gimnastas. Se volvían como su madre, como todas las demás. Nosotras, no”.

Como las innumerables gimnastas imperfectas que la precedieron, como las contadas que la superaron después, Nadia C. luchaba contra su futura derrota, contra la mujer que inevitablemente sería y que sustituiría a la niña mágica que fue. También el dictador rumano estaba destinado a ser arrollado por un futuro que había intentado detener. Nadia C. huyó de Rumanía quince días antes de la ejecución del Conducator y su mujer, la Científica Más Reputada del Mundo, en las Navidades de 1989. Atrás quedaron años de hambre y miedo, la traición del experimento de buscar una sociedad igualitaria. Porque, como cuenta Lafon, la decadencia de Nadia C. corre paralela al hundimiento del país, arrastrado al hambre y la miseria por un dictador enloquecido que hizo de la obligación de devolver la deuda nacional su único objetivo. Hoy, como entonces, Occidente habría condecorado su locura.

‘La pequeña comunista que no sonreía nunca’. Lola Lafon. Anagrama. Barcelona, 2015. 280 páginas, 18,90 euros.


Fernán Gómez recuerda ‘El mundo sigue’

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El Mundo sigue Fernan Gomez

En 1963 Fernando Fernán Gómez cumplió un cuarto de siglo sobre los escenarios. “Decidí celebrar mis veinticinco años de trabajo de la siguiente manera: no diciéndoselo a nadie y trabajando lo más posible – cuenta en ‘El tiempo amarillo’, sus entretenidas memorias – . Aceptaría todas las ofertas que me hicieran, bien o mal pagadas, con personajes feos o bonitos, aunque algunos días tuviera que hacer jornada doble, y además, con mis ahorros, como en otras ocasiones, produciría ‘El mundo sigue’, cuyo guión había escrito el año anterior y que ya había sido rechazado por los productores”. La película le quedó tan amarga y desesperanzada como había pretendido. Demasiado bien: no llegó a las salas y Fernán Gómez terminó su año triunfal arruinado, pidiendo dinero a los actores a los que había contratado.

Oculta durante casi cincuenta años, ‘El mundo sigue’ ha vuelto a una decena de salas este verano en una copia restaurada. Viéndola hoy lo sorprendente no es que la censura impidiese su estreno, sino que aprobase un guión que mostraba un retrato tan desalentador de la condición humana. Es verdad que no hay ninguna referencia al vencedor que estaba a punto de celebrar los ’25 años de paz’, pero el Madrid pobre y sucio – un calificativo contemporáneo – huele como ha escrito Luis Martínez en este excelente artículo a zotal y dictadura. Nadie se salva y es posible que el espectador contemporáneo hubiese descubierto que podía ser tan vil como los hombres y mujeres atrapados en la pantalla. Todos están dominados por un deseo incontrolable de salir de una pobreza material, aún a costa de sumergirse en una miseria moral. Fernán Gómez guardó para sí el personaje más terrible.

“Tenía cuarenta y un años y estaba en la ruina”, escribe Fernán Gómez en ‘El tiempo amarillo’ cuando relata el fracaso comercial de ‘El mundo sigue. Aún así, no hay lamentos ni explicaciones en sus memorias. La película tampoco se menciona en La buena memoria’, esa conversación apasionante que el cómico mantuvo con Eduardo Haro-Tecglen, con Diego Galán como testigo y que me he quedado con ganas de releer tras pasar velozmente sus hojas. Donde sí se extiende Fernán Gómez sobre el rodaje de ‘El mundo siguees en su entrevista con Enrique Brasó, un libro magníficamente editado por Espasa que compré hace muchos años, cuando trabajaba de librero en la Casa del Libro. Las líneas que siguen pertenecen a estas ‘Conversaciones con Fernando Fernán Gómez’. Sólo he eliminado las referencias al final inolvidable de la película.

El mundo sigue poster original

CUADERNO DE ROBOS (XX)

Enrique Brasó: “¿Cómo se te ocurrió la idea de adaptar la novela de Zunzunegui para hacer ‘El mundo sigue’?

Fernando Fernán Gómez: “Iba a decir que, sencillamente, porque me gustó mucho la novela, y es cierto, que es así. Pero la verdad es que la leí a raíz de una crítica literaria. Ya conocía parte de la obra de Zunzunegui, y mi primera idea había sido adaptar la novela ‘La vida como es’, que es algo imposible. Me parecía una novela-río sensacional y muy importante en cuanto a descripción de un ambiente madrileño, que no he conocido, pero que allí estaba muy bien descrito. Durante una época hice unos intentos de adaptación de ella para un guión, pero no pude. Era una novela tan múltiple que no me salió nada y tuve que abandonar. Años después, leí una crítica muy elogiosa de la novela ‘El mundo sigue’, acentuando sobre todo sus valores dramáticos en cuanto al contraste de personajes y las situaciones que se derivaban de él. Y por ver si esto era válido, y podía por tanto tener alguna posibilidad de plasmación visual, es por lo que leí con gran interés la novela y ya, en esa primera lectura, me pareció que allí había una película. Aunque decidí hacerlo de uno solo de los episodios de la novela: que era, concretamente, el del señor que cree que le ha tocado mucho dinero en las quinielas y luego resulta que le ha tocado muy poquito. Entonces pensé hacer de este episodio una película, escasa de acción, en la que esta anécdota estuviese muy extendida. Pero no me salió el guión, no conseguía que aquello durara más de 30 o 35 minutos. Así que hice un segundo tratamiento, en el que incorporaba ya casi toda la novela, aunque de una manera muy sintética. Cuando tuve el guión terminado, se lo propuse a los productores con los que había hecho ‘La venganza de Don Mendo’ y me contestaron que aquello era exactamente lo contrario de lo que ellos les apetecía hacer; que suponían que iba muy a contrapelo de la protección oficial, y que no se atrevían a hacerla porque era muy dura y muy áspera. Conseguí entonces alguna marca de alguna productora, no recuerdo cuál, pero sólo para presentar el guión a la junta de censura. Y comprobé que aquellos productores tenían razón puesto que la censura la prohibió definitiva y totalmente. Más tarde, como ya he contado, la volví a presentar; la admitieron, y la rodamos en mi ‘glorioso’ año 1963.

EB: El mundo sigue es la película más amarga, más triste y más patética de todas cuantas has hecho. Y es evidente que lo es de una manera muy voluntaria y muy pretendida”.

FFG:Sí, es verdad. Esa amargura quizá se derive, lógicamente, de la novela, aunque yo podría haber insistido en otros matices. Quiero decir que, aunque esté de arranque en a novela, sí depende de mí esa amargura y esa desesperanza que tiene, y que sí es voluntaria”.

El mundo sigue la familia

EB: “Hay dos cosas que me llaman la atención en ‘El mundo sigue’: una, que en la película el padre sea guardia urbano, con lo que tiene de reflejo de autoridad”.

FFG:Bueno, creo recordar – porque no he vuelto a leer la novela – que eso está un poco camuflado. El padre de familia también es guardia en la novela de Zunzunegui, y a mí es un de las cosas que más gracia me hacían: que el señor en el que se cruza la situación conflictiva fuera guardia. Me parecía muy singular. Pero creo que en la novela no es guardia urbano – no sé si es guardia civil o de la policía armada -, y lo de que fuera guardia urbano es una suavización mía en el guión“.

EB: “En cualquier caso es un guardia urbano con una hija puta, otra que quiere serlo pero no puede y que pretende alcanzar el éxito de su hermana por una vía mucho más sórdida, si quieres, y con un hijo que es un tarado, medio cura recién salido del seminario… Ese mundo es como insólito. Y la otra cosa que me llama la atención, es que es tu película en la que hay más planos-secuencia.

FFG:En casi todas mis películas – lo que pasa es que unas veces me sale y otras no me sale – prefiero no supeditarme a ningún pie forzado. Pero casi todas tienen una mezcla de secuencias de montaje muy rápido y de planos muy cortos, y luego de muchos intentos de plano-secuencia. Seguramente ‘El mundo sigue’ sea mi película con mayor número de planos-secuencia”.

El mundo sigue Fernan Gomez Lina Canalejas(…)

EB: “¿Qué es lo que más te interesaba expresar en ‘El mundo sigue’, qué es lo que más te atraía?”

FFG:Exclusivamente, las vivencias de toda aquella gente como plasmación realista, y con un sarcasmo un tanto interiorizado, de un cierto nivel muy bajo de la gente española de aquellos años – que no son años en los años en lo que los que la película está rodada – de finales de los cuarenta; aquella sordidez, aquella impotencia de la gente. Y la carencia por parte de la gente de este estrato social de una moral auténtica, sino que se ven sometidos a una especie de ductilidad por el imperativo de la vida cotidiana, de esa bajeza de miras… Eso es lo que más me interesaba, el juego de unos personajes con otros bajo ese prisma

EB: “¿Y en cuanto a esa dualidad de la hermana ‘buena’ y la hermana ‘mala’?

FFG:A esto nunca le he atribuido ninguna profundidad, o una segunda intención. Intentaba más reflejar la divergencia que se da, en casi todas las familias, entre los miembros de la misma (…) la película tiene una frase preliminar, extraída de la ‘Guía de pecadores’ de Fray Luis de Granada – que está también en la novela-, y que atribuye eso a la condición del mundo: “desde el punto de vista cristiano, la salvación no está más que en el más allá, y en el más acá cualquier salvación es imposible puesto que el mundo está lleno de vicios y pecados”. Esta frase la conserve en la película única y exclusivamente para que los señores de la junta de clasificación entendieran claramente la idea general de la película, que era una idea derivada de un pensamiento de Fray Luis de Granada, y que por tanto no había nada de heterodoxo en ella. No obstante, cuando fue maltratada por la junta de clasificación y en censura, Florentino Soria me explicó que esas cosas eran ciertas pero que no se debían divulgar. Que aunque fuera verdad que aquí, en el mundo, se triunfa por medio de la bajeza, del pecado o del vicio, y que el que se comporta bien donde obtiene su triunfo es en el más allá, eso no era conveniente decirlo. También me dijo que el personaje de Lina Canalejas estaba perfectamente trazad, y que él sabía que incurría constantemente en el pecado de la soberbia. Pero que estas eran unas matizaciones que al público no le llegaban y que, por lo tanto, aunque la película desde el punto de vista católico era correcta, no adecuada. Lo que más se notaba con respecto al antagonismo entre las dos hermanas era el odio del personaje de Lina Canalejas hacia el de Gemma Cuervo. Pero eso odio arrancaba de la tremenda envidia que la segunda sentía hacia la primera cuando ésta ganaba los concursos de belleza. En definitiva, el odio es mutuo…

El mundo sigue Lina Canalejas y Agustin Gonzalez

EB: “¿A qué crees tú que se debe el que fuera tan maltratada por la censura y por la junta de clasificación?

FFG:Pues no lo sé, no lo entiendo. Me dieron una explicación cuando yo dije: “Hombre, hará como un año que hemos planteado la película, el guión está íntegramente aprobado, y yo me he atrevido a realizarla inspirado por esas corrientes nuevas de apertura, y ahora…” Y me explicaron que, como había pasado año y medio, todo había evolucionado mucho. Año y medio, en realidad, es lo que e tarda en hacer una película desde que la piensas hasta que la planteas, la ruedas y la montas. Como poco. Pero me dijeron que esta intención de apertura del Ministerio, en cuanto a una mayor libertad expresiva, había tenido muy mala acogida por ciertos elementos del país que había escrito múltiples cartas de queja, refiriéndose a que era intolerable lo que se veía en los teatros, lo que se veía en los cines y lo que se leía en la prensa. Y que, sin embargo, estaban muy olidos porque por parte de los otros elementos no se había recibido ni una sola carta de gratitud. Y que esto había hecho que en el Ministerio hubiera habido una especie de marcha atrás de la cual, por lo visto, una de las numerosas víctimas era esta película. Lo de la censura perjudicó a la marcha de ‘El mundo sigue’ pero muchísimo menos que la clasificación; y esa mala clasificación se debió sólo a que a los miembros de la junta les parecía que era feísima, que estaba muy mal hecha y que no era ese el cine que debía hacerse”.

‘Conversaciones con Fernando Fernán Gómez’. Enrique Brasó. Espasa. Madrid, 2002. 304 páginas, descatalogado. (Aquí, ofertas en Iberlibro).

‘El tiempo amarillo’. Fernando Fernán Gómez. Capitán Swing. Madrid, 2015. 608 páginas, 26,5 euros.

Pd.: Ocultos en el texto hay enlaces a artículos de Antonio Muñoz Molina, Carlos Boyero y Diego Galán sobre ‘El mundo sigue’. Os animo a descubrirlos. No quería que quedase sepultada en la entrada, así que aquí os dejo la conversación de Fernando Trueba y José Sacristán en ‘A vivir que son dos días‘, llena de anécdotas fascinantes.


‘Operación Impensable’, cuando Churchill pensó en atacar a Stalin

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Churchill, Truman y Stalin en Potsdam

Encerrado en su búnker, Hitler da órdenes a ejércitos imaginarios. Antes de que los soviéticos tomen Berlín, William Joyce, el locutor británico de ‘Germany Calling’, escapa a Hamburgo. Desde allí, Lord HawHaw’, como le apodan los soldados aliados por su voz gangosa, avisa: la horrible guerra por la que acabamos de pasar no es sino el preludio de una lucha de una naturaleza mucho más decisiva. El propagandista nazi murió ahorcado en enero de 1946, ocho meses después, condenado por traición por un tribunal británico. Para entonces la URSS, tal y como había deseado, había dejado de ser el gran aliado de las democracias occidentales para convertirse en su mayor enemigo.

En ‘Operación Impensable’, Jonathan Walker narra esta veloz metamorfosis. Si la IIGM comenzó por la invasión alemana de Polonia, la IIIGM pudo estallar por su ‘liberación’ soviética. “En su frente – telegrafia Churchill a Truman el 12 de abril de 1945, horas después de la muerte de Roosevelt – (los soviéticos) han tendido un telón de acero. No sabemos qué está sucediendo detrás“. Aunque Truman sería más duro con el ‘Tío Joe‘, su prioridad era derrotar a Japón, no defender la democracia en Polonia. La bomba atómica aún no se había probado con éxito y Estados Unidos necesita a los soviéticos para vencer a Japón. Solo, Churchill, pide a su Comité de Jefes de Estado Mayor que planee un ataque a la URSS con el mayor sigilo.

Caricatura de Stalin y Churchill repartiendose Europa

Stalin y Churchill retratados por Edward Sorel

Impensable’ preveía un ‘plan rápido’, con la victoria de británicos y estadounidenses tras “una inmensa batalla de fuerzas acorazadas en Polonia”, o una ‘guerra total’,  sin armas atómicas, que “requeriría muchísimo tiempo”. La ofensiva empezaría el 1 de julio, obligando a convencer en semanas a la opinión pública anglosajona de que Stalin, el gran aliado, era tan peligroso como Hitler. Para complicar más tal giro, 10 divisiones alemanas – Churchill había ordenado conservar las armas capturadas -, lucharían en la ‘guerra total’. Aún así, los soviéticos tendrían una superioridad de 2,5 a 1.La idea es, por supuesto, absurda y las posibilidades de éxito bastante remotas – anotó en su diario Alan Brooke, el Jefe de Estado Mayor de Churchill, tras leer el informe – . No cabe duda de que, en adelante, Rusia será todopoderosa en Europa”.

Con acierto, Walker contextualiza muy bien ‘Impensable’. La primera versión del plan se entregó el 24 de mayo, al día siguiente de que los laboristas rompieran su coalición con Churchill. El 5 de julio, los británicos volvieron a votar y eligieron a Clement Attlee para gobernarlos. Para sorpresa de Stalin, Churchill dejó de ser su interlocutor en mitad de una conferencia, la de Postdam, que confirmó el dominio soviético sobre la mitad de Europa, Polonia incluida. Sólo tras la rendición nipona los estadounidenses reconocieron que la Unión Soviética se había convertido en su enemigo. Un adversario formidable con el que librarían una ‘Guerra Fría’ durante más de cuatro décadas, las mismas que tardaría en llegar la democracia a la Europa ‘liberada’ por Stalin.

Operación Impensable‘. Jonathan Walker. Crítica. Barcelona, 2015. 280 páginas, 21,90 euros.

Pd.: En este enlace podéis leer el primer capítulo.


Entrevista ficticia a Rafael Chirbes

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Originalmente publicado en Después del hipopótamo:

Rafael_Chirbes_dibujo

En vísperas de la abdicación inesperada, la infanta Elena compró Enlaorilla’ en la inauguración oficial de la gran fiesta del libro, con una feria de retraso. Ese día, la novela ocupaba el primer puesto en la lista de 25 seleccionadas por El Mundo. Entre las diez primeras novelas, había otras dos de Rafael Chirbes: Crematorio’ y Lalargamarcha’.  Un hattrick único, que le convierte en el gran escritor español de nuestro presente.

¿Por qué nos gusta tanto Chirbes? Creo que porque sentimos que es un hombre auténtico, un artesano honrado. En Porcuentapropia’, una recopilación de artículos, el autor reflexiona sobre los actos solitarios de leer y escribir, mientras desliza algunos de sus secretos. He llenado mi ejemplar de pequeñas tiras de post it, allí donde veía brillar una frase. Son tantas que este cuaderno de robos merecía…

Ver original 1.226 palabras más



‘Sarajevo, diarios de la guerra de Bosnia’

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Gervasio Sanchez mujeres cruzando puente Sarajevo

Leemos para olvidar. Cada vez que los medios repiten que Europa ‘vive’ la mayor crisis de refugiados desde la IIGM no dicen la verdad. No mienten, no ocultan la verdad, simplemente han olvidado la ‘limpieza étnica’ que ocupó sus titulares hace 24 años. Aprendemos para olvidar, olvidar la impotencia torpe de las instituciones de la Unión Europea, su lentitud, su egoísmo, que cada generación de jóvenes europeos parece obligada a descubrir. La guerra de Yugoslavia desveló la altura real de esos líderes que hoy algunos añoran. Europa fue incapaz de detener una guerra que asoló el corazón de los Balcanes y obligó a 2,7 millones de europeos a abandonar sus hogares.

Sarajevo forma parte de mi educación política y periodística”, escribe Alfonso Armada al final de Sarajevo’, libro híbrido – mitad diario, mitad crónicas – que nos lleva al cerco que sufrió la ciudad durante casi cuatro años. Armada llega por primera vez a la capital bosnia el miércoles 26 de agosto de 1992. Sarajevo está cercada desde abril por las tropas serbias. Los sitiadores tienen tanques, artillería, morteros, un ejército regular, pero son incapaces de tomar la ciudad. Frustrados, se dedicarán durante casi cuatro años a destruir Sarajevo a cañonazos, a matar a sus habitantes de hambre y frío, a cazar a hombres, mujeres y niños con francotiradores, convirtiendo el cruce de una avenida en el sorteo de un viaje a la muerte.

Gervasio Sanchez familia Dzuheric cerco Sarajevo diciembre 1993

Armada teme el proyectil que puede caer del cielo en cualquier momento, la bala con su nombre que el francotirador disparará a la vuelta de la esquina. Como la que el 17 de mayo de 1992 mató al primer periodista extranjero que falleció en la guerra de Bosnia, el fotógrafo Jordi Pujol Puente, del diario ‘Avui’. 18 periodistas más morirán antes de que acabe la guerra. El miedo de los otros oculta mi propio miedo”, anota en el primero de los tres diarios, uno por cada viaje a “la capital de la vergüenza de Europa”: el genocidio de Srbrenica aún no ocurrido. En Sarajevo, cumple Alfonso Armada 34 años. En Sarajevo, conoce a un fotógrafo que se convertirá en uno de sus mejores amigos: Gervasio Sánchez. En Sarajevo, intenta descubrir “¿cómo escribir de la guerra sin mancharse las manos, pero implicando el corazón?

De vez en cuando, la referencia a una hoja de un árbol guardada entre sus páginas nos recuerda que estos cuadernos se pudieron oler y tocar. En ellos, y no en sus crónicas, encuentro la mejor metáfora del sitio. La ciudad no ha sido reducida a escombros. Es como si un pájaro monstruoso se dedicara a picotear los edificios, los quioscos, las alamedas, los monumentos, los cementerios y la nuca y las extremidades de los transeúntes. Es una destrucción lenta,  minuciosa. No es que los habitantes de Sarajevo se acostumbren al horror, sino que lo sobreviven”. Armada convive con ellos horas, días, e inmortaliza en las crónicas que envía a su diario el momento que viven. Sólo a través de sus vidas es posible que el lector comprenda esa mentira que se repite en Madrid, Berlín, París… que todos son responsables de la guerra.

Gervasio Sanchez Alfonso Armada y Edo Biblioteca Sarajevo 1993

Y así, nos descubre la vitalidad de Edo, el niño que como los chavales de Esperanza y gloria reina en un laberinto de ruinas, aunque esta vez el escenario no sean los suburbios del Londres de la IIGM sino lo que queda de la biblioteca de Sarajevo. La frágil fortaleza de Gabriela, que casi nació con la IGM, vivió la IIGM y sufre ahora el asedio, su tercera y más terrible guerra. La dignidad de Leila, una de las miles de mujeres bosnias violadas durante la guerra. La valentía feliz de Haris Basic, su chófer, que convierte la celebración de su 42 cumpleaños en una reivindicación de un Sarajevo donde no importaba que fueses serbio, croata, musulmán o judío. La vileza de Borko y Ferdo, los bandidos croatas que asaltan a Armada y Sánchez y les roban el coche a punta de Kaláshnikov y pistola.

¿Qué Armada es más real? ¿El escritor perpetuo que se confiesa cada noche ante la hoja de su libreta o el que nos cuenta a través de este puñado de historias personales cómo Sarajevo vive y muere cada día? Defraudado por el periodismo, maltratado por los jefes de su periódico – “mi empresa es un animal sin alma” -, el corresponsal de guerra que quiere ser dramaturgo se pregunta una y otra vez por el valor de sus crónicas. Leídas hoy, más de veinte años después, siguen latiendo. Armada podía haber escrito un libro sobre la ciudad a partir de ellas y de sus diarios, ocultando sus inseguridades y sus miedos. Por el contrario, nos deja acceder directamente al corazón del hombre que fue y la confesión de su debilidad solo refuerza la necesidad de los ‘héroes inexistentes’, que diría Ramón Lobo. Espero que septiembre sea todavía su mes preferido.

Corina Arranz diarios Alfonso Armada Sarajevo

‘Sarajevo, diarios de la guerra de Bosnia’. Alfonso Armada. Malpaso. Barcelona, 2015. 208 páginas, 17,50 euros.

Pd: Todas las fotografías son de Gervasio Sánchez, excepto la última, que pertenece a Corina Arranz. Sí, los cuadernos están en la red, en las páginas de Fronterad, la original revista que capitanea Armada desde hace varios años. Sí, las crónicas, también, pero solo este libro tan bien editado ofrece una lectura combinada de ambos. Y lleva, como los buenos libros, a otros libros. Aquí van algunos títulos que aparecen en ‘Sarajevo’ y que Armada nos hace sentir la necesidad de leer:


Las lecturas de Pau Gasol

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El grito de Gasol tras la victoria

El héroe lee. Entre los duros entrenamientos que le preparan para los partidos que forjan su leyenda, Pau Gasol abre un libro e invita a sus seguidores en las redes sociales (4,4 millones en Facebook y 3,2 millones en Twitter) a descubrir su lectura. Pau lee y sus tuits hacen más por la lectura que cualquier campaña pública y muchísimo más, claro, que cualquier televisión privada, cuyo retrato del mundo es el de un planeta sin lectores. Los libros aburren, no dan audiencia. Pero, escuchen señores: ¡el héroe lee!

Pau, el hombre que nos ha permitido olvidar nuestra infelicidad durante unas horas maravillosas, comparte con sus seguidores los libros que disfruta. Basta una foto de la portada y unas líneas para mostrarnos la lectura elegida. Así descubrimos que mientras lleva a la selección española a la novena final de un Eurobasket, Pau lee en inglés ‘Open’, esas memorias en las que Andre Agassi recuerda y el Pulitzer  J. R. Moehringer  escribe.

I’m enjoying my new read a lot!”, escribe Pau en una faja virtual que un editor avispado debería imprimir ya: “El libro que leía Gasol mientras nos hacía soñar”. No sé hasta qué página habrá llegado Pau en esta semana histórica, pero sí que ha leído estas líneas: Soy un hombre joven, relativamente joven. Tengo treinta y seis años. Pero despierto como si tuviera noventa y seis. Después de tres decenios corriendo a toda velocidad y deteniéndome en seco, saltando muy alto y aterrizando con fuerza, mi cuerpo ya no parece mi cuerpo…

Andre-Agassi-en-1990

Este Agassi destruido tiene solo un año más que Pau. Lejos del destino del tenista, Gasol ha convertido su veteranía en su plenitud. “No pienso en mi edad. Tengo ilusión, ambición y deseo de ganar”, declaró tras un partidazo que le ha consagrado como el mejor jugador europeo. Su liderazgo, su fe en la victoria, le han permitido llevar al éxito a la selección, a pesar de ausencias destacadas y presencias tocadas. La clave era creer en la victoria sabiendo que cuando íbamos 11 abajo quedaba mucho tiempo”, declaró Pau nada más terminar el partido

¿Le han ayudado sus lecturas a llevar a la victoria al equipo? Solo Gasol puede responder. Porque, aunque de vez en cuando se cuela alguna novela – El impostor’, de Cercas; ‘Victus’, de Sánchez Piñol; la saga completa de ‘Canción de Hielo y Fuego’, de Martin… -,  en la lista de lecturas de Gasol destacan los libros destinados a fortalecer el liderazgo y encontrar la motivación para lograr el éxito, textos en inglés de título corto y subtítulo necesario, destinados a alimentar la ambición de quien lo ha ganado todo en la cancha. Aquí van algunos:

Gasol machacando

Hemos venido aquí a ganar el oro, dijo Gasol nada más terminar de machacar a Francia en su propia casa, marcar 40 puntos rodeado de 27.000 seguidores franceses y regalarlos uno de los momentos más felices de esta década. Es imposible separar este éxito del mayor fracaso que Gasol ha vivido, la única vez que nos decepcionó el mejor equipo que hemos tenido. Imagino una cola interminable de Pulitzers y premiados diversos aspirando a ser el Moehringer de nuestro héroe, deseosos de escribir uno de los capítulos más interesantes de sus memorias: cómo convirtió la derrota inesperada en la victoria más merecida.

Pd.: En este enlace podéis leer las primeras páginas de ‘Open’, un libro que he tardado demasiado en empezar a leer.


La Gran Guerra y la rebelión de los ricos españoles

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Cambó y Romanones

“Los empresarios más beneficiados por la Gran Guerra han echado un pulso al Estado, y lo van a ganar. El miércoles 28 de junio de 1916 se reúnen en el Hotel Palace de Madrid. El presidente de la Agrupación de Sociedades Anónimas de Cataluña, Emilio Vidal y Ribas, inicia el acto afirmando que “el impuesto sobre los beneficios extraordinarios no debe prosperar y para que no prospere es para lo que se ha convocado la reunión”. Es un desafío al poder del Estado a poco más de un centenar de metros del Congreso de los Diputados, pero esta oligarquía económica tiene el respaldo de una veintena de diputados, entre los que destacan Antonio Maura y, especialmente, el nacionalista catalán Francesc Cambó, líder de la Lliga Regionalista. Un gran objetivo une a empresarios y políticos: tumbar el proyecto de ley con el que el ministro de Hacienda, Santiago Alba, quiere gravar los beneficios extraordinarios generados por la guerra. Cambó defiende el derecho a protestar de los presentes ante tal medida, “aunque algunos califiquen de egoísta esta protesta, porque el egoísmo es conveniente, el egoísmo es salvador, porque excita al trabajo y promueve iniciativas. Sonrientes, los empresarios saludan sus palabras con una salva de aplausos”

Caricatura de Luis Bagaria España 1920

“No es una lucha entre ricos y pobres, dice Vidal y Ribas, porque, apunta en su crónica el redactor de La Vanguardia, “él y todos los reunidos profesan el principio de que el rico sin el concurso del pobre, del trabajador, no es nada”. Una tras otra, las intervenciones destacan la injusticia de un impuesto que, sostienen, cerrará sus fábricas. Las conclusiones quedan en manos de uno de los prohombres que más perdería con el nuevo gravamen. El naviero y nacionalista vasco Ramón de la Sota toma la palabra para sentenciar que castigar sus beneficios es “totalmente inadmisible por su injusticia, por la falta de equidad y por las funestas consecuencias que derivaría su aplicación”. No es un secreto que la Gran Guerra le ha convertido en uno de los hombres más ricos de España. Sí lo es que su naviera gana tanto que desde ese 1916 deja de publicar sus memorias. El acto del Palace culmina una campaña que durante semanas ha movilizado círculos, asociaciones y centros patronales de todo el país y anticipa una batalla feroz en el Congreso. Para alegría de unos pocos, el “egoísmo salvador” que proclama Cambó va a lograr una victoria absoluta”.

Así comienza el segundo de los dos artículos que publico en el número de octubre de Historia y Vida sobre cómo la Gran Guerra fue “una orgía de ganancias” para un puñado de especuladores y empresarios españoles – como recordó en sus memorias el industrial Gual Villalbí-, y una crisis feroz para la mayoría de la población. Si os interesa, podéis comprarlo pinchando aquí.

Historia y Vida Octubre 2015

Pd.: En la primera foto, Cambó abraza a Romanones. No he conseguido encontrar la fecha, a juzgar por las canas de ambos, es posterior a la Gran Guerra. La caricatura de Bagaría se publicó en la revista ‘España’ el 6 de marzo de 1920.  Como cuentan en el blog Kaffekantante, ‘recuerda’ al posterior ‘Tiempos Modernos’ de Chaplin. Atentos al cartel de ‘San Tirpitz’, una referencia al almirante que mandaba la flota alemana durante la IGM. La foto de portada muestra la detención de un manifestante durante las protestas de la huelga general de agosto de 1917.


‘Sueños de trenes’

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Sueños de trenes ferrocarril

Los días iguales extienden sobre la memoria un manto de olvido. La secuencia repetida de rutinas borra las pequeñas diferencias. La mañana del miércoles se confunde con la del lunes, la semana pasada con la actual, el octubre de este año con el de hace tres. En la sucesión de días idénticos solo el azar rompe la seguridad aburrida de la monotonía. A veces es necesario un zarpazo de la muerte para recordarnos que estamos vivos, para distinguir, con suerte, un antes y un después.

En la vida de Robert Grainier, el ermitaño que protagoniza la breve y melancólica ‘Sueños de trenes’, hay un puñado de fechas inolvidables. Aquel día del verano de 1917 en el que participó en el intento de linchamiento de un chino, la tarde en que se declaró a Gladys, la noche que nació su hija Kate, el día del incendio… Con precisión de estilista y mirada de poeta, Denis Johnson sintetiza el resto de la vida de Grainier en un puñado de párrafos, demostrando que todas las vidas pueden resumirse en unos pocos momentos inolvidables y, también, que todos los hombres tienen su novela.

En este Oeste solitario, Grainier, pionero de un tiempo crepuscular, se gana la vida talando árboles enormes, gigantes de madera que desaparecen a golpe de hacha para abrir paso a caminos de hierro o asfalto, para transformarse en vigas de puentes que salvan desfiladeros imposibles. Es un trabajo duro y solitario que desarma sus huesos y le convierte en un anciano prematuro. Dice Rodrigo Fresán que ‘Sueños de trenes’ es “un clásico instantáneo (…) una explosión beatnik y gozosa de sentimientos y visiones que quitan el aliento. Imposible citar la que más me gustó sin destrozaros el argumento de esta vida frágil, ordinaria y única, casi real.

Sueños de trenes

Sueños de trenes’. Denis Johnson. Penguin Random House. Barcelona, 2015. 130 páginas, 14,9 euros.

Pd.: En este enlace podéis leer el primer capítulo.

 


‘El Automóvil Club de Egipto’

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Faruq I ultimo rey de Egipto

El último rey de Egipto murió de un atracón. Faruq I falleció el 18 de marzo de 1965, tras una opípara cena en un restaurante romano. Tenía solo 45 años y llevaba 13 en un exilio dorado. Cuando falleció pesaba casi 140 kilos, ganados gracias a décadas de indolencia. Rey sin reino, Faruq aún era el “monarca corrupto y pendenciero” que aparece en ‘El Automóvil Club de Egipto’, la última obra del egipcio Alaa Al-Aswany (El Cairo, 1957), novelista a quien, como a Pirandello, se le aparecen sus personajes.

No es arbitrario que Saliha y Kamel, los dos hijos más sensibles de la familia que protagoniza esta novela coral, salten del papel para lograr que escuchemos su voz. Ambientada a finales de los años cuarenta, El Automóvil Club de Egipto’ es un fresco del Egipto previo a la independencia real de los británicos, donde los egipcios son siervos en su propio país y el miedo impera sobre la ley. Un reino corrupto donde un monarca títere dominado por sus pasiones – la comida, el juego, los coches de lujo y las mujeres – regala cargos y prebendas a la elite que cada noche se deja ganar al póquer en el Automóvil Club, en partidas que solo terminan cuando su majestad bosteza.

Faruq I en uno de sus descapotables

Son un pueblo caótico y holgazán (…) No se pueden comparar los derechos de europeos y egipcios– apunta Mr. Wright, el director inglés del Automóvil Club -, son “sucios, ineptos, ladinos, mentirosos y ladrones” y, por supuesto, incapaces de ser dueños de su propio destino. Mientras en el racista director el novelista personifica a los británicos que defendían el colonialismo que sostenía sus privilegios con la coartada del cumplimiento de una misión tan bienintencionada como ineludible, en su rebelde y bella hija Mitsy Al-Aswany nos muestra a ese puñado de europeos que encontraron en un Egipto cosmopolita su lugar en el mundo.

En las quinientas páginas de ‘El Automóvil Club de Egipto’ Al-Aswany convierte al club que titula la novela en el microcosmos de un Egipto desaparecido. El novelista cruza las vidas de los empleados del club y los de la familia de Saliha y Kamel, de estirpe noble pero arruinada, para tejer un relato dinámico y muy entretenido, una narración con hechuras de best seller repleta de imágenes y olores, con decenas de variopintos personajes. Un Egipto donde las mujeres son más valientes e inteligentes que los hombres que las dominan y el Islam está presente en la vida cotidiana sin ser fundamentalista.

Mubarak caricatura

Al-Aswany reconoce que su profesión de dentista, que mantuvo tras el gran éxito de El edificio Yacobián’, le ha ayudado a conocer a gente muy diversa y, lo más importante, a “ser independiente económicamente (…) nunca he cobrado del gobierno”. Detalle clave, porque ‘El Automóvil Club de Egipto’ es el relato de una rebelión escrito durante una rebelión fallida: la Primavera Árabe que derribó al tirano Mubarak sin lograr el triunfo de la democracia. La Historia está de nuestro lado”, confía Al-Aswany, seguro de que los egipcios conseguirán, por fin, su merecida libertad.

‘El Automóvil Club de Egipto’. Alaa Al-Aswany. Penguin Random House. Barcelona, 2015. 512 páginas, 23,90 euros.

Pd.: Os invito a leer esta entretenida y amplia entrevista de Alfonso Armada a Al-Aswany.


‘KL. Historia de los campos de concentración nazis’

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Helga's drawing of youngsters being transported by Nazi guards

En el futuro, creo, cuando se use el término campo de concentración, pensaremos en la Alemania de Hitler, y solo en la Alemania de Hitler”, anotó Victor Klemperer en sus diarios en  el otoño de 1933. Si la cita le parece obvia, fíjese en la fecha. Klemperer – cuya obra es esencial para conocer el nazismo – escribe mucho antes de que se creen Buchenwald (mayo, 1937), Mauthausen (agosto de 1938), Auschwitz (junio, 1940) y los tres campos de exterminio (Belzec, Sobibor y Treblinka) que los nazis levantan en 1942 y desmontan un año más tarde, cual factorías de muerte pop up.

Hitler nunca los visitó, pero fueron la gran encarnación del nazismo. Como conocemos el final de la historia, sorprende descubrir la fragilidad inicial del sistema de ‘Konzentrationslager’ (KL), la valentía de fiscales y jueces que encarcelaron a algunos SS por las primeras muertes de prisioneros, la liberación de miles de estos, en definitiva, el inicio torpe y vacilante de esta historia de terror. Nikolaus Wachsmann lo narra con maestría en los primeros capítulos de KL: historia de los campos de concentración nazis’, una obra abrumadora que tardará años en ser superada.

Karl Hoecker Album Laughing Auschwitz Mengele Höss

Wachsmann elige un enfoque cronológico para demostrar el “rasgo central” del KL: su “condición dinámica”. Cambiaba el Reich, mutaban los campos. La involución comienza en Dachau – el primer KL, inaugurado el 22 de marzo de 1933 – y culmina en Auschwitz, el campo más  famoso en el imaginario colectivo y, sin embargo, un modelo imposible. Monstruo gigantesco y demediado – mitad campo de esclavos, mitad campo de exterminio -, Auschwitz fue un gigante único en una red de terror formada por 27 KL principales y 1.100 auxiliares. Todos tenían la misma finalidad: “crear una comunidad nacional uniforme tras haber erradicado a los marginados sociales, raciales y políticos”.

Solo en 1933, 200.000 alemanes acabaron en “custodia protectora. Iniciada la IIGM, las víctimas llegaron desde los países conquistados. Wachsmann rescata las voces de decenas de presos torturados por sus ideas, su tendencia sexual, su etnia… y combina sus relatos con la visión de los verdugos. Pese al imaginario colectivo,  los judíos no supusieron más que el 30% de la población reclusa, tal vez, afirma Wachsmann. La mayoría de los 6 millones de judíos asesinados en la IIGM no murieron en los KL. No es el único tópico que rompe en esta obra sobresaliente, repleta de datos y cifras esenciales.

Auschwitz 30

KL’ podía haber sido un manual de consulta obligada y lectura imposible, pero es un relato apasionante, un descenso a los infiernos que muestra cómo un país civilizado y culto creó cárceles gigantescas para torturar a los que sentían diferentes e inferiores. Al “normalizar la violencia extrema, la tortura y el asesinato”, los KL trazaron el camino a la destrucción industrial de millones de personas. Es nuestra peor herencia, un relato aterrador que todos los padres deberán contar algún día a sus hijos. Wachsmann ha escrito un libro fundamental para hacerlo.

‘KL. Historia de los campos de concentración nazis’. Nikolaus Wachsmann. Crítica. Barcelona, 2015. 1.136 páginas, 38,90 euros.

Pd.: En este enlace podéis leer el primer capítulo.


‘La casa’

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La Casa Paco Roca el huerto abandonado

Primavera, verano, otoño, invierno. Las naranjas se secan en el suelo, bajo las ramas del frutal desnudo. Dispersas entre los surcos resecos del huerto crecen matas de malas hierbas. Las raíces de un cactus atraviesan la pared de su maceta, en un desafío al abandono que no tiene más espectadores que pájaros indiferentes. En la cuerda de tender, un puñado de pinzas esperan una mano que nunca volverá a apretarlas para prender la ropa mojada. A Paco Roca le bastan este puñado de viñetas para resumir el paso del tiempo en la casa abandonada que titula su última novela gráfica.

Es el tebeo que más me ha cambiado”, confiesa Roca a Gregorio Belinchón. “Surge de un momento que para mí fue particulardice Roca a Rodrigo Terrasa -, que es perder a mi padre y ser padre casi al mismo tiempo. Es una historia tan personal, tan ligada a los sentimientos, que si la dejaba pasar quizás ya no me apetecería hacerla“. Como el padre real, el padre dibujado ha muerto y su casa de verano, construida con sus propias manos, las de su mujer y sus hijos, comienza a deshacerse. Hasta este fin de semana, en el que los tres hijos –Vicente, José y Carla  – han quedado para darle un lavado de cara, tirar los trastos viejos, poner el cartel de SE VENDE en la cancela que nadie abre desde que el padre murió.

La Casa Paco Roca tirar los recuerdos

La casa es el contenedor de los recuerdos de una vidacuenta Roca en esta entrevista de Infame&Co. Quería entender al padre a través de la casa y todos los elementos que hay en ella”. Como los hijos reales, los hijos ficticios no tardan en sentir que al desprenderse de la silla rota, el sofá desvencijado, las zapatillas del padre muerto… están tirando a la basura parte de su propio pasado. Tienen una relación de amor-odio con esta casa que siempre fue el sueño de su  padre y muchas veces la pesadilla de sus hijos, obligados a pasar fines de semana y veranos convertidos en peones de obra.

Mi relación con mi progenitor siempre fue buena, aun así sentí que le debía cosas, dice Roca. Como casi todos los hijos, descubrió un día que su padre no era el gigante que admiraba con sus ojos de niño, sino un trabajador modesto. Luego llegó la madurez y el reconocimiento de que este padre, capaz de desatornillar el picaporte de una puerta tirada a la basura sin ninguna necesidad, carente de cualquier criterio estético, era un auténtico héroe, capaz de sacar adelante a su familia y construir una segunda residencia con sus propias manos.

La Casa Paco Roca el padre gigante

Las personas que más queremos dejan un inmenso vacío en nuestro interior cuando mueren. Siempre hay un antes y un después. Siempre hay preguntas que nunca hicimos, abrazos que no dimos, viajes que se quedaron pendientes. También una huella invisible, que solo nosotros percibimos. El recuerdo de una colonia que dejó de anunciarse hace veinte años y que también usa un anciano que nos cruzamos un día por la calle. El número de teléfono fijo que aún sabemos de memoria, ahora que ya no recordamos ninguno. El equipo de fútbol cuyas victorias siempre nos recordarán su felicidad y que ganó su único título en 30 años unos meses después de su muerte…

Bajo su modesta apariencia, ‘La Casa’ dibuja sentimientos esenciales. Roca ha creado una historia entrañable, más melancólica que triste, más vital que existencial. Si en ‘Arrugas’ Roca contaba la desaparición de la memoria personal y en Los surcos del azar’ la de la memoria colectiva, en ‘La Casa’ los protagonistas deben rescatar la memoria familiar. Esas `pequeñas historias sin importancia que permiten que nuestros muertos vuelvan por un momento a sonreírnos, esos recuerdos que son más luminosos cada año que pasa. Gracias, Paco, por regalarnos una noche de verano viendo un partido de baloncesto bajo las estrellas,  con unas pinzas, una batería de coche… y el amor de tu padre.
La Casa Paco Roca mi recuerdo más feliz

‘La casa’. Paco Roca. Astiberri. Bilbao, 2015. 136 páginas, 16 euros.

Para mi tío Juan, con quien levanté paredes y extendí aceras en veranos inolvidables.



El 2015 de Después del hipopótamo

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despuesdelhipopotamo 2015

Ha sido el mejor de los años. En 2015, el blog alcanzó las 65.000 vistas: ¡un 32% más que en 2014! Dos entradas puntuales tuvieron la culpa. El 27 de enero, el día que publiqué 7 libros sobre Auschwitz, las visitas se dispararon hasta las 3.603, y el mes terminó rozando las diez mil. Un récord, hasta septiembre, cuando Las lecturas de Pau Gasol lograron que el mes terminase con 11.305 vistas.  Gracias a Antoni Daimiel, que tuvo la gentileza de retuitear uno de mis tuits,  se dispararon las visitas al blog: ¡el tuit llegó a más de 27.000 personas! En una hora, 472 visitaron el blog, un pelotazo récord. Llegaron lectores desde 46 países distintos, incluidos los primeros de la Guayana francesa, Congo, Senegal… En total, gracias a Gasol sumé 4 días seguidos con una media diaria de ¡1.673 vistas! La mayoría de las vistas, 42.000, han llegado desde España, pero más de 5.000 desde México y casi 3.000 desde Estados Unidos.

No lo dicen los duendes de WordPress, pero el 3 de enero llegó el primer visitante al blog desde Islandia. El sábado 11, las primeras dos visitas de Pakistán y la primera de Isla Mauricio. El domingo 12, ¡la primera de San Marino! El sábado 17 de enero, la primera de Omán. Y, el 27, el día récord, la primera desde la Polinesia francesa. En 2015 también llegaron los primeros visitantes de paraísos fiscales: lectores improbables de las islas Caimán, Man y  Jersey. El martes 11 de agosto me desperté con la sorpresa de descubrir un archipiélago, las Islas Aland, gracias a un visitante anónimo que llegó desde ese lugar remoto entre Suecia y Finlandia, y que tiene bandera propia. Para bajarme los humos, ese mismo día un tailandés llegó al blog tecleando รูปมิ๊กกี้เม้า (como se escribe en su idioma Ratoncito Mickey), y acabó encontrándose con ¡Feliz Navidad, Mickey Mouse!‘, uno de los pocos relatos de este blog.

Ha sido el peor de los años. Mi tío Juan falleció de repente el último domingo de febrero. Dejé de leer, dejé de escribir. Volví el 20 de mayo, tras tres meses en silencio. Sólo Anay me transmitió que había notado mi ausencia y me pidió que volviera. Lo he hecho de forma inconstante, pero a trompicones he logrado llegar hasta este 2016 que asoma por la esquina. En la pausa, descubrí que el blog volaba – más bien, planeaba – solo. Más por azar que por mi habilidad SEO, 33 libros sobre la guerra civily 7 libros sobre Auschwitz se han convertido en entradas muy bien posicionadas… al contrario que la mayoría. Muchas gracias a Carmen, Carlos, Aben, María, W, Isabel, Arianna, Diana, Juan… por seguir el blog, y a Rafa y Ángel por no cansarse de difundir entradas en Twitter: os lo agradezco un montón. Y gracias a los pocos que habéis dejado vuestros comentarios, o vuestro me gusta de bloguero – como los fieles Salvela y Wichiluca -,  o le habéis dado a las estrellas que permiten valorar cada entrada. ¡Feliz 2016!

En este enlace podéis encontrar el informe de WordPress

Stevenson David Pintor


La libreisla del tesoro

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Re Read libreria low cost

“¿Tienen ‘Trafalgar’, de Benito Pérez-Galdós?”, pregunta la clienta. “”, contesta Marina. Pero cuando busca en el estante la batalla ha desaparecido. “Bueno, puede llegarnos en cualquier momento”. Y es cierto. Podría ser en la siguiente hora o tardar más de un mes. La clienta no protesta, ni lo deja encargado. Sabe que no depende de Marina que ‘Trafalgar’ acabe en las estanterías de esta flamante y coqueta librería, y que sea cual sea la edición que traiga sólo costará 3 euros, o 2, si compra otros cuatro libros: un poco más de lo que cuesta un ejemplar de ‘Trafalgar’ en una edición nueva.

En esta Red-Read recién inaugurada en Madrid no hay mesas de novedades, ni de más vendidos. Lo más parecido es una estantería ‘caliente’  frente a la caja que acoge a los recién llegados, un puerto donde atracan novelas y ensayos, libros gordos y flacos, viejos y nuevos, best-sellers magullados, con arrugas en el lomo, y novelas de quiosco tan bien editadas y cuidadas que han resistido inmaculadas el paso del tiempo.  Delante de mí, Sergio le quita el plástico a un ejemplar de ‘Noticia de un secuestro’, de García Márquez. “No podemos vender libros nuevos. Somos una librería de segunda mano”.

Rea-Read Mataró

Sí, pero a veces la segunda mano ha sido efímera. Y aunque en Re-Read afirman que sólo compran libros editados en los noventa, aquí y allá brilla algún libro que hace unos meses estaba en las mesas de novedades, tan nuevo que conserva incluso su faja de recomendaciones inflamadas. Sospecho que alguno ha llegado a la librería aún con la nota de prensa entre sus páginas. Los editores no solo publican demasiados libros, también los regalan a la gente equivocada: periodistas que no tienen tiempo para leer, periodistas que no quieren leer lo que los editores quieren que lean, periodistas que, sencillamente, odian leer.

Junto a estos libros no queridos, Re-Read vende también libros amados que perdieron a sus dueños. No podemos verlas, pero tras las cubiertas de sus miles de ejemplares hay dedicatorias de amor sincero y cariño de pega, ex libris únicos, billetes de metro y tranvía, tarjetas de visita, entradas de películas cuyo título ha borrado el tiempo, postales de un viaje a Benidorm… Hay algo inquietante en saber que quizá estás comprando el libro de un muerto, sobre todo cuando ese dueño desconocido dejó el libro intacto, virgen, esperando, como nosotros ahora, ese momento para leer que nunca llegó. Toda biblioteca personal es una suma de fracasos.

Re-Read Mas vale libro en mano que ciento en la nube

Mantenga a los niños al alcance de los libros”. “Si te cuesta pasar página, ¡cambia de libro!Releer es vivir dos veces, son algunas de las frases de los carteles minimalistas con los que Mercedes y Nicolás decoran las librerías de Re-Read. No competimos con los negocios de venta nueva, nuestra intención es que la gente lea y tenga facilidades para ello“, cuenta Mercedes a Fran Serrato. Nunca precio y valor estuvieron tan separados. Si en Re-Read puedes comprar un libro que llegó a costar 30 ó 40 euros por solo 2, no puedes ganar más de 20 céntimos por ejemplar si pretendes venderlo. A partir de 150, van a tu casa y se llevan esos libros que muchas bibliotecas se resisten a aceptar.

Re-Read nació por una cuestión de supervivencia pero ha revolucionado el sector. En plena crisis, estos libreros barceloneses han creado una red de 23 tiendas, espacios únicos que no tienen nada que ver con las tradicionales librerías de ofertas o con las vetustas librerías de viejo. Son libreislas que esconden en sus playas de libros manuseados auténticos tesoros. Al visitar la Re-Read recién inaugurada en Madrid he vuelto a sentir la emoción que tenía cuando era estudiante y paseaba por la cuesta de Moyano. El deseo de descubrir en el siguiente estante ese libro que busco desde hace décadas sin saber ni siquiera su título.

Re-Read Flaubert Lean para vivir


‘El último imperio’

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Jericho Ataque nuclear

Me salvé del psicólogo por una cuestión de clase: éramos pobres. Tenía nueve años y estaba muerto de miedo. Cada vez que veía en el telediario el despliegue de misiles nucleares en Europa, dejaba la cuchara en el plato y me marchaba al servicio. “A este chico le pasa algo”, decía mi madre. Claro que me pasaba: ¡la Tercera Guerra Mundial estaba a punto de estallar y mis padres no se daba cuentan! Sin saberlo, era un firme partidario de la ‘doctrina Chejov’: si hay un arma nuclear en el escenario, alguien la usará. Mi miedo había sido el miedo de Spielbergseguía siendo el de millones de personas. Hasta que llegó un hombre sonriente con una inolvidable mancha en la calva y un mensaje de paz. Todos los ignorábamos, él el primero, pero Mijaíl Gorbachov estaba destinado a ser el último emperador soviético.

“¿Cómo explicar el súbito hundimiento de uno de los países más poderosos que han existido nunca?, se pregunta Serhii Plokhy en el epílogo de El último imperio’, su minucioso ensayo sobre los últimos seis meses de la Unión Soviética. La respuesta corta la da Anatoli Cherniaev, hombre de confianza de Gorbachov en esos meses decisivos: “le ocurrió a la Unión Soviética lo mismo que les había ocurrido a otros imperios: ya  no daba más de sí”. La respuesta larga está en las casi 500 páginas de este libro apasionante, galardonado con el prestigioso Lionel Gerber. Plokhy, catedrático de Historia de Ucrania en Harvard, relata con precisión y múltiples voces la pacífica implosión de la URSS, centrándose en la actuación de Gorbachov y otros tres presidentes – Yeltsin (Rusia), Bush (EE.UU) y Kravchuk (Ucrania) –  en los últimos seis meses de 1991.

Gorbachov Hombre del año de Time 1988

Paradójicamente, fueron quienes pretendían defender la URSS quienes aceleraron su destrucción. El 19 de agosto ese año, mientras Gorbachov veranea en la costa del Mar Negro, la cúpula del gobierno da un golpe de Estado. Creen que con su ‘perestroika’ (reestructuración) y su ‘glasnot’ (apertura), Gorbachov ha llevado a la URSS a la ruina. Los golpistas controlan el KGB y el Ejército, pero son unos chapuceros. Sobra alcohol y falta diligencia: aíslan a Gorbachov ¡pero no detienen a Yeltsin! Enérgico, maleducado, dinámico, tosco, el presidente ruso abandera la defensa del parlamento y se convierte en el gran triunfador de la derrota del golpe. Gorbachov conserva su autoridad, pero no el poder. Yeltsin consigue que firme la disolución del PCUS por su implicación en el golpe mientras Kravchuk declara la independencia de Ucrania y desencadena una oleada de abandonos entre las 15 repúblicas soviéticas: Bielorrusia, Moldavia, Azerbaiyán, Kirguistán…

La declaración de independencia ucraniana – escribe Plokhy  – conmocionó a la Unión Soviética y cambió radicalmente el panorama político. Sólo dos hechos impiden entonces la disolución de la URSS. Yeltsin no logra hacerse con todo el poder: las fuerzas armadas siguen en manos de Gorbachov, que luchará hasta el final por mantener la Unión. Y, casi igual de decisivo, Bush se niega a reconocer la independencia de Ucrania. Plokhy, que ha tenido acceso al diario de Bush, recién desclasificado, cuenta la división existente en el gobierno estadounidense entre Dick Cheney, el secretario de Defensa y James Baker, el secretario de Estado. El ‘halcón’ Cheney quería reconocer a Ucrania cuanto antes; la ‘paloma’ Baker, mantener con vida a la URSS y aprovechar su debilidad para reducir su arsenal nuclear y lograr su retirada de Cuba y Afganistán. Baker temía otra Yugoslavia, pero con armas nucleares. Gorbachov aceptó las peticiones de Baker, pero el destino de la URSS ya no dependía de él. Presionado por sus votantes de origen ucraniano, y logrado el compromiso de Kravchuk  a renunciar a las armas nucleares, Bush reconoce la independencia de Ucrania el 30 de noviembre, un día antes de que el sí a la independencia logre un arrollador 90%. Es el golpe mortal a la URSS.

Gorbachov retratado por Annie Leibovitz ante el Muro de Berlín

En los vertiginosos capítulos finales de El último imperio’, Gorbachov se convierte en el protagonista de una tragedia con el que es fácil simpatizar. El hombre que había sido decisivo para poner fin a la Guerra Fría fue literalmente desahuciado de su casa por Yeltsin apenas unas horas después de dejar el poder. Bush, que durante meses se mostró como su aliado, no tardó también en traicionarle. “La Guerra Fría no ha terminado (…) Es una victoria para la superioridad moral de nuestros valores (…) Estados Unidos ha ganado la Guerra Fría por la gracia de Dios”, diría el presidente estadounidense el 28 de enero de 1992. Con el fin del último imperio desapareció el miedo a la guerra nuclear, el terror atómico que había llenado las pesadillas de varias generaciones. Pero también, sostiene Plokhy, llegó la soberbia del vencedor, incapaz de ver el nacimiento de un nuevo terror que desafiaría su hegemonía, invocando también la gracia de Dios.

El último imperio. Los días finales de la Unión Soviética’Serhii Plokhy. Turner. 2015. 520 páginas, 34,90 euros.

URSS FIESTA

Pd.: Os invito a leer Cómo pensaban sobrevivir a la guerra nuclear, un artículo de Javier Bilbao sobre los consejos que los gobiernos daban a sus ciudadanos… y niños para’sobrevivir’ al Holocausto nuclear. Muy interesante.


‘Tierra negra’

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Hitler conversando con una niña

Hitler siempre será inmortal. Cumplir nuestra obligación de no olvidar su inmenso crimen nos obliga a aceptar que nos espera en el futuro. Es una maldición ineludible, pero ¿evitará que los hombres vuelvan a destruir de forma industrial a los hombres? En el subtítulo de Tierra negra’ – ‘El Holocausto como historia y advertenciaTimothy Snyder explica el porqué de su relato. Y, sí, la respuesta es más difícil de asumir que la maldición hitleriana.

Alimentado por frustraciones personales y colectivas, Hitler concluyó que el pueblo judío debía ser eliminado. En la cosmovisión de ‘Mi lucha’, tanto el comunismo como el capitalismo eran invenciones judías. En una (con)fusión de ciencia y política, Hitler se apropió de la palabra Lebensraum’ – originalmente un término científico – para defender la necesidad alemana de tener un ‘espacio vital’ que garantizase su supervivencia.

Hitler levanta en brazos a una niña

En el Este eslavo estaban las tierras que Hitler ambicionaba. Y, también, millones de judíos. Debes morir para que nosotros podamos vivir”, dice Bruno Müller al niño que sostiene en sus brazos antes de ejecutarlo. Es una escena tan cruel que parece inverosímil. No es un detalle menor que Müller fuese abogado. Más que una marioneta que Hitler maneja como un ventrílocuo, el comandante del ‘Einsatzkommando’ es uno de los miles de verdugos que se esforzaron para materializar los crímenes que el líder nazi imaginó en palabras. No todos fueron SS. No todos fueron alemanes.

El Holocausto comenzó en ese Este doblemente conquistado. No es casual que el gigantesco Auschwitz, el monstruo que simboliza y oculta, para Snyder, la complejidad del Holocausto, estuviera en Polonia. Si había que erradicar al pueblo judío del planeta – escribe Snyder -, primero había que separarlo del Estado. El Holocausto triunfó donde los estados fueron previamente destruidos: primero por la ocupación soviética y, después, por la invasión alemana. En Estonia, el 99% de los judíos fue asesinado. En Dinamarca, el 99% sobrevivió.

Hitler con un niño de las juventudes hitlerianas

Dondequiera que el Estado había sido destruido – sostiene Snyder – , ya fuese por los alemanes, por los soviéticos o por ambos, casi todos los judíos fueron asesinados. El Holocausto dio comienzo bajo la forma de campañas de ejecución masiva en tierras donde el Estado había sido destruido por partida doble en una rápida sucesión, primero el Estado nación anterior a la guerra a manos de los soviéticos, y después el aparato soviético a manos de los alemanes”. El ‘éxito’ nazi en el exterminio de los judíos del Este era una forma de encubrir su derrota.

Contar el Holocausto desde un punto de vista nuevo implica también riesgos. Snyder los sortea con una narración ágil y didáctica, que detalla la complejidad de la Europa antisemita de los años treinta. “Compartimos el planeta de Hitler y varias de sus preocupaciones, hemos cambiado menos de lo que creemos”, advierte Snyder.  Tal vez baste con que el cambio climático cree situaciones catastróficas para reivindicar la necesidad de un ‘espacio vital’. Y con él, un pueblo al que culpar… y destruir. Tal vez la inmortalidad de Hitler no baste para salvarnos.

‘Tierra negra. El Holocausto como historia y advertencia’. Timothy Snyder. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2015. 528 páginas, 24, 90 euros.

Pd.: En este enlace podéis leer las primeras páginas. He dudado en ilustrar la entrada con este Hitler sonriente, que acaricia a niños, los alza en brazos o les escucha con atención, como el padre entregado que nunca fue.  La Segunda Guerra Mundial aún no ha empezado y los siniestros sueños nazis aún no se han hecho realidad. El monstruo se muestra peligrosamente encantador. Pero sabemos lo que va a pasar, por eso estos retratos me parecen tan inquietantes.


‘Un océano de amor’

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Un oceano de amor Monsieur radio sol y nubes

Del altavoz de la vieja radio brotan nubes blancas y soles relucientes. Su luz ilumina la cara del miope pescador, hasta que el locutor cuenta cómo a mediodía la tormenta vencerá al sol y las nubes negras tuercen su sonrisa en un gesto de pesadumbre. Aún en pijama, Monsieur desayuna la crepe recién hecha por su esposa, preocupado por el mal tiempo que le espera en el mar. Es una rutina que intuimos repetida desde hace décadas en este matrimonio sin hijos. Con cuidado, la mujer – yo quiero creer que se llama María, como el barquito que espera al pescador en el puerto –  guarda en la tartera un puñado de latas de sardinas, indiferente a que a su marido las odie. La jornada, en fin, promete la seguridad de los días iguales, pero la gran aventura muda comienza nada más zarpar.

Un oceano de amor Maria esperando en el puerto

El lenguaje del cómic sin palabras sigue teniendo mucho en común con el ya extinto cine mudo – escribe Paco Roca en el prólogo “sacrílego” de ‘Un océano de amor’ -. En ellos es vital un perfecto dominio del lenguaje corporal, para lograr transmitir las emociones de los personajes, y un gran control de la narración, para conseguir solo con imágenes que la historia se comprenda en todo momento. Pero es tan difícil de hacer que solamente está al alcance de autores que dominen el medio“. Wilfrid Lupano y Gregory Panaccione lo han conseguido. Lupano ha escrito una narración original y divertida, repleta de palabras, aunque nos invite a descubrirlas gracias al dibujo cálido de Panaccione. No contaré mucho, solo lo esencial para despertar tu interés por esta historia romántica y disparatada.

Un oceano de amor Monsieur pez pequeño Wilfrid Lupano Gregory Panaccione

Pescador artesanal, Monsieur no lo tiene nada fácil. Cuando recoge sus redes, apenas encuentra un pez diminuto, demasiado pequeño para sus ojos de miope. Monsieur lo ignora, pero el culpable de que las aguas en las que siempre ha pescado se estén quedando sin vida está muy cerca. Antes de que pueda evitarlo, un inmenso arrastrero atrapa al ‘María’. El gigante ‘Goldfish’ arrasa con todo a su paso, dejando un rastro de peces y animales muertos. Primero asustado y luego muy muy enfadado, el pequeño pescador pide a gritos que le liberen. Y aunque a nosotros nos duelen los oídos por sus gritos sin palabras, los marineros del monstruo no se percatan de su última barbaridad cometida. Monsieur envía a su ayudante al puerto en un pequeño bote salvavidas, mientras lucha por liberar su barco. Cuando el joven llega al puerto, María descubre que su marido está perdido en el océano y, de golpe, la capa de rutina que cubre su amor desparece.

Un oceano de amor Monsieur y Goldfish

En la contraportada de Un océano de amorLupano y Panaccione nos regalan la receta de su libro: 650 gramos de proteínas (naufragios, tempestades, acción, poesía, viajes) y 350 de glúcidos (paisajes sublimes, melodrama). No hay lípidos (humor negro, moralismo) que se nos atraganten, pero sí un consejo de lectura más dramático de lo que aparece: “Consumir preferentemente antes de que el océano ya no nos haga soñar. Esa fecha está mucho más cerca de lo que creemos. Según un estudio de la Universidad de British Columbia (Canadá), la cantidad de peces pescados cada año es un 30% superior a la declarada oficialmente, así que el reconocido agotamiento del océano es en realidad menos conocido de lo que creemos. En el azar del mar, Monsieur y María nos descubren la belleza de lo artesanal y único en un mundo industrial y repetido. Nos revelan que toda una vida cabe en una crepe hecha por la persona amada.

Un oceano de amor la vida en una crepe

Para Anay, por lanzar botellas al mar.

Un océano de amor‘. Wilfrid Lupano y Gregory Panaccione.  Reservoir Books. Barcelona, 2015. 240 páginas, 24,90 euros.


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